Abrázame
que estoy acostada y mi piel se eriza. Abrázame que el sonido de las olas se
confunde con el del tráfico.
Acompáñame
en la soledad de ser yo. No huyas, porque no tengo salida. No me dejes que no
puedo vivir conmigo.
No
me lastimes que mi piel ya aprendió a cicatrizar.
No
mientas, porque soy narrador omnisciente de nuestra historia.
Ahora,
abrázame, acompáñame, huye, déjame, lastímame, miénteme. ¡Ámame!
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